Capas protectoras, el revestimiento de un edificio

1 de enero de 1

De manera mucho más compleja de lo que parece, el revestimiento de un edificio crea un entorno interior confortable

Quizá piense que solo son cuatro paredes y un techo lo que protege su hogar de las horribles condiciones climatológicas de ahí fuera. No obstante, el «revestimiento de un edificio», definido como la parte de un edificio que separa el entorno interior del exterior, incluye muchos componentes diferentes, todos ellos complejos y compuestos por varias capas.

Las cuatro funciones básicas

Los típicos elementos del revestimiento de un edificio incluyen paredes, techos, suelos y ‘ventanajes’ (ventanas, puertas, claraboyas y otras aberturas). Cada una de estos contiene muchas capas y materiales diferentes. Tomemos como ejemplo una típica pared de una casa norteamericana. Esta podría incluir una placa de yeso, una barrera de vapor, un aislamiento de cámara de aire como lana de roca instalada entre los travesaños de madera, un tablero de virutas orientadas unidas mediante resina, una barrera resistente al agua, aislamiento exterior y, por último, un revestimiento. Esto es una sola parte del revestimiento del edificio, ¡pero con siete capas diferentes!

Cualesquiera que sean la partes del interior que proteja, el revestimiento del edificio tiene cuatro funciones básicas:

  1. Soportar, transferir y acomodar las cargas estructurales impuestas por el entorno y el edificio.
  2. Bloquear y regular el calor, el aire, la humedad y el sonido entre el exterior y el interior.
  3. Acabar las superficies para satisfacer los requisitos estéticos y de rendimiento.
  4. Distribuir los servicios y utilidades tales como la electricidad y el agua.

Lo que importa es la interacción

Además de todo esto, los revestimientos de edificios y sus componentes deben también satisfacer una amplia variedad de cualidades a fin de cumplir con su cometido. ¿Son fáciles de construir? ¿Son duraderos? ¿Son fáciles de reparar y mantener? ¿Son seguros? ¿Son rentables?

En general, con un revestimiento de edificio, lo que importa es la interacción. Todos los componentes necesitan trabajar en conjunción y de manera efectiva para contribuir a un clima interior confortable en unas condiciones medioambientales que podrían cambiar rápidamente de lluvias torrenciales a sol y calor e incluso a temperaturas bajo cero. Los materiales estables y duraderos como la lana de roca son parte esencial de esta combinación.

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A lo largo de su vida útil, el aislamiento de lana de roca de ROCKWOOL para edificios suele generar un ahorro de aproximadamente 85 veces más que el índice de carbono que se emite durante su producción. Esto equivale a un ahorro de 155 millones de toneladas de carbono a lo largo de toda su vida útil.

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